¡Qué difícil es esperar!

Yo no sé ustedes, pero una cosa que me molesta es esperar. Desde hace días estoy con la inquietud de volver a escribir algo para compartirlo con ustedes pero estaba esperando que Dios me digiera que era. La verdad es que pasaron muchos días y comencé a desesperarme porque no sentía nada de parte de Él. Ayer, ya estaba acostada, lista para dormir cuando sentí literalmente como un chispazo de luz sobre este tema. 

Actualmente vivimos en una sociedad express, todo (o casi todo) lo tenemos a nuestro alcance de una manera tan rápida, información, diversión, música, recetas, etc. La tecnología nos ha venido a facilitar mucho la vida. Mi papá me cuenta que cuando él era joven, era un dolor de cabeza hacer una investigación porque tenía que ir a la biblioteca a buscar a los libros la información, copiarla en su cuaderno, y después redactar todo. ¡Gracias a Dios por el Internet! Hoy simplemente tenemos que poner en el buscador lo que queremos y en menos de un minuto nos aparece muchas opciones. Lastimosamente, esto tiene una desventaja, ¡YA NO SABEMOS ESPERAR! 

Por lo mismo, queremos tener todo ahorita. Al leer la Biblia encontramos muchas promesas de Dios para nuestra vida, pero quisiéramos que se cumplieran mañana. Pero tengo una noticia que darte, el tiempo de Dios nadie lo conoce. Hay una historia que a mí me gusta mucho, la historia de Abraham y Sara, Dios les prometió que su descendencia iba a hacer numerosa, les dio la promesa de un bebé, pero nunca les dijo cuando iba a cumplirse esto. Yo creo que era tanto su afán de verla cumplida que inclusive, Abraham tuvo un bebé con una de sus sirvientas. Sin embargo, Dios no lo bendijo de igual manera que a Isaac, porque no era lo que él había planificado para el cumplimiento de esta. 

Hay ocasiones en que nos afanamos tanto por obtener todo que lo anhelamos, pero el camino y la espera nos preparan para disfrutar la promesa. Hay un anécdota ilustra muy bien este tema, un día llego un señor a un restaurante para desayunar, se sentó, vio la carta y ordenó. A los 5 minutos llamó al mesero para preguntarle como iba su orden, pasados los dos minutos nuevamente lo hizo, lo hizo 3 veces, el mesero ya desesperado le llevo un filete de pechuga cruda y unos vegetales medio cocidos. ¿A que quiero llegar con esto? Los momentos de espera nos preparan para poder disfrutar y gozar de todo lo que esta conlleva. 

Ánimo, no desmayes, pon tu confianza en Dios y aprende a disfrutar el camino. La Biblia dice en Salmos 37:34 NVI Pero tú, espera en el Señor, y vive según su voluntad, que él te exaltará para que heredes la tierra...No siempre es fácil, pero te aseguro que valdrá la pena. 

Espero que este blog haya sido de bendición para ti. 

Te mando un gran abrazo.

Tu amiga, Mafer Jordán